En los últimos años el mercado de cítricos se está volviendo loco y, cada vez más, los compradores al por mayor buscan naranjas de gran calibre. En Fruteq sabemos que esto es un error y os vamos a explicar los motivos.
Centrémonos para empezar en las mandarinas: Algunas variedades como Esbal, Clemenrubí, Orogrós, Clementina Fina y Oronules llegan a su momento óptimo de maduración, y por lo tanto de recogida, con un tamaño “pequeño”. Es su naturaleza. Sin embargo, el mercado pide cada día mandarinas y naranjas más grandes. Ante esta demanda algunos productores hormonan los árboles, con materias autorizadas e inocuas para el consumidor, que les ayudan a obtener un mayor tamaño de la fruta, pero con la misma cantidad de zumo, por lo que el cliente percibe que la fruta es menos jugosa. Esta forma de aumentar el calibre es artificial y su resultado por lo tanto también lo es.

Otra de las exigencias del mercado es la relativa al color: el mercado quiere que las naranjas y mandarinas posean un naranja atractivo en fechas en que los frutos aun no han alcanzado la maduración. Esto hace que muchos comerciantes recolecten la fruta antes de tiempo y para conseguir el color la sometan a un proceso de desverdización. La consecuencia para el consumidor es que al probar la fruta siente decepción, puesto que su apariencia no se corresponde con el sabor, y deja de comprar.
En Fruteq llevamos un tiempo preguntándonos sobre los motivos de estos desvaríos. Nuestras conclusiones son que por un lado el mercado está ansioso porque llegue la temporada, y quiere fruta antes de su momento óptimo, y por otro que, cada vez más, la tendencia es a comprar fruta por unidades y es de todos sabido que muchas veces las apariencias engañan y el tamaño no es lo que importa.