Ilusión y pasión por el campo valenciano son las palabras que resumen el último encargo que hemos asumido en Fruteq. Mucho se ha hablado de que el campo no tiene futuro y de que los jóvenes ya no quieren saber nada, pero este caso demuestra la invalidez de esta premisa.
La historia es sencilla: unos campos heredados, unas personas con ilusión por no perder la vinculación con sus raíces familiares y un reto para nosotros.
Hace unas semanas recibimos el encargo de adecentar unos campos. Campos en producción, pero que, por diversas circunstancias, no habían sido atendidos en toda la campaña. La primera labor fue la de desbrozar una parcela de plantones para poder proseguir con el resto de labores y que los árboles jóvenes y vigorosos crecieran sanos y fuertes. En Fruteq nos lo planteamos como un reto y hemos de afirmar que está superado.

No solo estamos contentos por haber dejado la parcela limpia y en producción, sino que además queremos poner en valor la iniciativa de unas personas jóvenes que heredaron unas tierras y que, en vez de abandonarlas o venderlas, han decidido continuar con el legado de sus mayores. Esto demuestra, una vez más, que la agricultura tiene futuro y que las nuevas generaciones también apuestan por mantener el campo vivo.

En Fruteq llevamos décadas dedicándonos a cuidar y mantener en producción los campos. Naranjos y clementinos heredados y cuyos propietarios actuales no tienen conocimientos agrícolas. Es una alegría para nosotros, y para el sector en su conjunto, cada vez que alguien se acerca y nos encarga la gestión de sus parcelas ya que ello demuestra que la vinculación con sus raíces familiares sigue viva y que no quieren que se pierda la pasión por el campo valenciano.